Este es Memín, el que disparó en la cara a Francina (Diario Libre) |
Francina Hungría, la ingeniera que el pasado 23 de noviembre fue baleada en el rostro, no ha recibido buenas noticias en estos días. No solo perdió su ojo derecho luego de que un par de asaltantes que pertenecían a un grupo más amplio le disparasen con la intención de robarle la yipeta en la que andaba, sino que, estando en el Jackson Memorial Hospital de Miami ha recibido un diagnóstico poco alentador en lo que respecta a su ojo izquierdo.
Dicho de otra manera, la vida de Francina ha dado un giro inesperado y para nada agradable por culpa de unas lacras que por estar haciendo lo mal hecho han dejado ciega a una persona que aportaba algo a la sociedad, una persona que, a simple vista, no merece este destino.
Lo que pasó a Francina pudo haberle pasado a cualquiera: un niño, un joven estudiante, un anciano, una ama de casa. El crimen no tiene edad, y sus víctimas tampoco. Quienes se dedican a la criminalidad, delincuencia y vandalismo tampoco disciernen a la hora de atacar: sus víctimas puede que sean ricas o pobres, puede que sean profesionales o analfabetas, y puede que sean productivas o no. En todo caso, el resultado final es el mismo: trauma, muerte, temor y todo lo que de ahí deriva.
Francina, a pesar de lo desalentador de su caso, a pesar de que tiene una alta probabilidad de quedar ciega, se ha manejado con una nobleza y una entereza que merecen elogios. Cualquiera en su posición desearía la muerte de los azarosos que le desgraciaron la vida, pero ella, quizás por su formación, ha pedido a Dios que tenga compasión con quien le disparó, que ha sido identificado como José Manuel Vidal Féliz (Memín).
La nobleza de Francina constituye en sí una paradoja, pero no es la única de este penoso caso. Aún con la evidencia en la mano y el deseo de la sociedad de que se haga justicia y se ponga un freno a la creciente ola de delincuencia, la defensora pública que representa a otro de los implicados, un tal Bululo, ha tenido la desfachatez de recusar al juez que preside el caso bajo el alegato de que está "parcializado".
Otra paradoja, quizás la más grande, es que el Memín, quien admitió haberle disparado en la cara a Francina, alegando en que todo momento que no fue intencional herirla, dice ahora que no quiere que lo manden al 15 de Azua porque "lo van a matar".
Qué bueno es pedir clemencia, ¿verdad? Memín debió haber pensado en las consecuencias de sus actos antes de dedicarse a atracar/asaltar/herir gente. Por su culpa Francina está casi ciega, con poca esperanza de volver a ver y rehacer su vida con normalidad.
Caricatura de hoy de Boquechivo |
Un castigo más apropiado para Memín sería privarlo permanentemente de su vista y de paso dejarlo bajo rejas por el resto de su vida. Si se llegara a aprobar algún día la pena de muerte, entonces que lo ejecuten. En cuanto a Bululo, Nariz, El Gordo y demás desgraciados que participaron en el caso Francina, esos tampoco merecen vivir y mucho menos merecen ser defendidos por sus actos. Pero la justicia es ciega, dicen, y aquí hay un perfecto ejemplo.
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