La Ley 48-00, puesta en práctica desde el año pasado, prohíbe fumar en espacios cerrados. Al principio hubo cierta resistencia por parte bares y restaurantes, pero, ante el prospecto de multas y el reclamo de clientes que no desean cargar con las consecuencias de inhalar humo de cigarrillo ajeno, la mayoría de estos establecimientos cumple con la Ley. Prueba de ello es la cantidad de negocios que ha improvisado áreas al aire libre para acoger a su público fumador sin violar la Ley.
Sin embargo, hay establecimientos a los que en buen dominicano les faltan los pantalones para enfrentarse a clientes rebeldes que insisten en fumar bajo techo. Tal es el caso del lobby bar de un hotel/club ubicado en el boulevard de Juan Dolio, donde el personal administrativo prefiere hacerse de la vista gorda ante clientes que se ponen a fumar mientras contemplan el panorama. Debo aclarar que el lobby bar en cuestión es un lugar completamente cerrado, pero por tener un techo transparente da la sensación de estar al aire libre.
Da pena y vergüenza que el personal de un hotel permita a locales y extranjeros violar la ley solo porque "no desean molestar a sus huéspedes". Esta actitud constituye un irrespeto no solo a la Ley 48-00, sino a sus propios empleados y el resto de la clientela. Por este tipo de situaciones es que se hace tan difícil que haya orden y progreso en este país. Una lástima.
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