Imagen: Skyscrapercity |
En su mayor extensión, la autopista Duarte ofrece un trayecto agradable, con un paisaje frondoso, montañas a lo lejos, negocios variados que en su mayoría lucen bien y uno que otro pueblo que hace vida directamente ahí, como es el caso de Piedra Blanca y Pedro Brand. Sin embargo, en los últimos meses, he notado un fenómeno al que debe prestársele atención urgentemente.
En dirección hacia Santiago, una vez se pasa de Pedro Brand, llegando ya por los lados de Piedra Blanca y Bonao, hay una cantidad inusitada de tierras quemadas, con la vegetación arrasada. Esto se puede ver en el medio de la carretera, donde usualmente crecen malezas, y a los lados, donde por lo general hay áreas verdes.
Es un espectáculo penoso ver esa tierra negra, arrasada, con vegetación que apenas se sostiene. Un paisaje funesto, desértico, cuyo impacto va más allá de lo visual. No se sabe si la quema ha sido intencional o accidental, si obedece a algún plan de trabajo o las intenciones tras el acto, pero una cosa debe tomarse en cuenta: generalmente la quema de tierras tiene efectos irreversibles, ya que quema la capa vegetal y queda inservible, al menos momentáneamente.
¿Cuándo será que el dominicano va a aprender a respetar la naturaleza? Con lo bonito que es el trayecto de la autopista Duarte y vienen a dañarlo con semejante crimen. Así no hay forma de hablar de país verde ni mucho menos.
La triste realidad es que la mayoría de los dominicanos son ignorantes en ese frente, sobre todo los que tienen mentalidad de conuqueros. Junto con las jornadas de reforestación debe hacerse un esfuerzo colectivo de educación porque solo así tienen un impacto duradero estas iniciativas. Al que le corresponda esta tarea, por favor, que tome esta situación en cuenta antes que sea muy tarde.
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