Puerto Plata: el primer polo turístico del país. Recientemente, tras haber decaído su principal sostén económico, fue sometido a una serie de mejoras por parte del actual Gobierno, que entre otras cosas rehabilitó la playa Long Beach junto a su malecón, y realiza importantes trabajos viales. Sí, las cosas están cambiando favorablemente para Puerto Plata, tanto que se ha recuperado bastante en términos de ocupación hotelera y afloran nuevos proyectos de esa índole. Lo que es mejor, viene otro tipo de turista que está dispuesto a pagar más por un servicio de calidad.
Pero lo que es la ciudad de Puerto Plata, esta carece de atractivo alguno. Salvo el malecón que bordea la playa Long Beach y los alrededores de la fortaleza San Felipe, es poco lo que hay que ver. La glorieta del parque central, de estilo victoriano, luce descuidada y fea, mientras que las bombillas del parque están rotas en su mayoría y la jardinería es pobre. En igual estado de abandono lucen las casas victorianas del centro de la ciudad, algunas de ellas a punto de derrumbarse. En fin, Puerto Plata parece estancada en el tiempo, no parece haberse beneficiado de la intensa actividad turística.
Para el turista que visita Playa Dorada y que desea darse una vuelta por la ciudad de Puerto Plata, es poco lo que esta ofrece, salvo un deprimente espectáculo visual. En parte corresponde a las autoridades ocuparse de los asuntos urbanos, pero el ciudadano también ha de poner de su parte. Luego de ver esto, que se repite en todo el país (San Pedro de Macorís es otro ejemplo, y ni hablar de Santo Domingo), es que nos preguntamos, ¿y así es como queremos turismo?
Pero lo que es la ciudad de Puerto Plata, esta carece de atractivo alguno. Salvo el malecón que bordea la playa Long Beach y los alrededores de la fortaleza San Felipe, es poco lo que hay que ver. La glorieta del parque central, de estilo victoriano, luce descuidada y fea, mientras que las bombillas del parque están rotas en su mayoría y la jardinería es pobre. En igual estado de abandono lucen las casas victorianas del centro de la ciudad, algunas de ellas a punto de derrumbarse. En fin, Puerto Plata parece estancada en el tiempo, no parece haberse beneficiado de la intensa actividad turística.
Para el turista que visita Playa Dorada y que desea darse una vuelta por la ciudad de Puerto Plata, es poco lo que esta ofrece, salvo un deprimente espectáculo visual. En parte corresponde a las autoridades ocuparse de los asuntos urbanos, pero el ciudadano también ha de poner de su parte. Luego de ver esto, que se repite en todo el país (San Pedro de Macorís es otro ejemplo, y ni hablar de Santo Domingo), es que nos preguntamos, ¿y así es como queremos turismo?
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