¿Son tus amigos realmente tus amigos? Lo común es que la gente viva quejándose de lo desconsideradas o aprovechadas que son sus amistades, con múltiples historias de desengaños, traiciones e hipocresía.
No hay forma de saber a la primera si esa persona que te anda buscando el lado tiene intenciones puras o bien una agenda oculta en la que tú serías una pieza clave. Solo con el tiempo, a través del trato y luego de compartir en distintos escenarios, es que llegamos a tener una idea de aquello para lo que puede dar (o no) aquel que se identifica como “amigo”.
Hay diferentes tipos de amigos. Los hay que te escuchan atentamente y te dan buenos consejos, otros son confiables e incondicionales, siempre ahí para cuando los necesitas, y hay también quienes ofrecen apoyo moral y solidaridad. Por desgracia estas buenas cualidades no siempre están presentes, viéndose igualmente la contraparte de amigos vividores y aprovechados que no lo pensarían dos veces en meterte en un lío o incluso desecharte cuando ya has cumplido un propósito.
¿Cómo saber si ese amigo vale la pena? Basta con observar. La gente, tarde o temprano, sin importar que pretendan usar careta o antifaz, se delata por su cuenta.
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