¿No se aguanta a la hora de expresar sus pareceres y estado de ánimo? Malas noticias: el que dice lo que quiere oye lo que no quiere.
Si usted es del tipo de gente que celosamente resguarda su privacidad, entonces no le conviene hablar a boca suelta porque de inmediato surgen preguntas que probablemente no se sienta a gusto respondiendo ni a su madre o pareja siquiera.
Hablar de más es un problema serio en ambientes laborales. Bien lo dice un refrán: la lengua es el castigo del cuerpo. Un comentario mal ubicado es suficiente para meter s cualquiera en problemas.
Moraleja de esta breve reflexión: MODÉRESE. A no ser que quiera todo un ejército de gente preocupándose y llevándole la vida, hable poco. Se ahorrará muchas cosas.
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