Siempre se ha tenido la idea errada de que con los años se adquiere madurez, y aun cuando esta suposición pudiera parecer lógica, en la práctica la misma es desmentida a cada momento. Dicen también que la actual generación, lo mismo que las venideras, es una que está perdida y que realmente no sabe valerse por sí misma. Lamentablemente esta última suposición se cumple casi a cabalidad.
¿Será culpa de la tecnología? Es posible que de tanto vivir en un mundo virtual, donde la inmediatez es norma y donde la gente interactúa cómodamente desde el anonimato de una pantalla, perdamos contacto con nuestra realidad real. Si esto llega a pasar, pues no debe sorprender que se pierda el rumbo.
¿Que tiene que ver lo anterior con madurez o edad? Mucho, en realidad. La gente, si la dejan, es infantil. Eso, después de todo, es mucho más divertido que comportarse como un adulto aburrido. En esta era digital tenemos muchas formas de expresar nuestro grado de infantilismo e inmadurez, y una de las más comunes es el famoso bloqueo en redes sociales.
Suele ser el caso que lo primero que hace una persona ofendida es cerrar el paso a su contrincante en Twitter, Facebook, Whatsapp y cualquier otro medio "social" que use. Una persona que hace eso manda una señal inequívoca de su grado de inmadurez y, de paso, demuestra no tener razón en el argumento que haya dado lugar a la acción.
No importa que la persona pase de 30, 40 ó 50 años: este fenómeno del bloqueo, del muteo, del unfollow se da a todas las edades y niveles. Es la versión digital del dedo meñique que simbolizaba el fin de una amistad con la lapidaria frase "enemiguitos para siempre". ¿Cómo hemos llegado a esto? Es muy sencillo: la gente ya no saca tiempo para verse cara a cara y conversar. Ahora todo lo resuelven con un mensaje de texto frío, impersonal e inmediato, sujeto a mala interpretación y carente de emociones. Te gritan, te lloran o bromean contigo y ni te das cuenta.
La actual generación está llena de gente sin rumbo, que no sabe tomar una decisión, que se apoya excesivamente en sus padres (quienes gustosamente lo permiten en algunos casos) y que pretende que otro resuelva. Los hombres quieren que los mantengan. Las mujeres andan en búsqueda, la identidad sexual está confundida y, mientras se resuelve en caso, vamos a seguir chateando, tuiteando o actualizando el FB.
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