La cocina, al igual que la moda, es cíclica, y si no lo creen así basta con dar una vuelta por los mal llamados establecimientos de moda para conocer al ingrediente que está causando estragos a todos los niveles: aceite de trufas.
Si nunca ha oído hablar de aceite de trufas y no tiene la menor idea de lo que es, dos cosas: en primer lugar, no lo culpo. En segundo lugar, no se está perdiendo de nada.
Cerdo en recolecta de trufas (grubstreet.com) |
Derivado de las trufas, un género de hongos que da en Europa y que son desenterrados nada menos que por cerdos o perros, este aceite es uno que a la mala han querido imponer en la cocina local luego de que pasara lo mismo a nivel internacional, un dato que hace sentido porque hay una tendencia a copiarlo todo.
Bien. El aceite de trufa, pese a que se le ha dado la fama de ser exquisito, es uno de esos ingredientes que realmente no pegan con nada y que tiene a cocineros del mundo divididos en cuanto a su opinión. Para muestra del caso, Martha Stewart, de fama más allá de suelo estadounidense, es una que se niega a utilizar el infame aceite en su cocina.
¿Qué hay de la gente común? Probablemente usted pregunta a diez personas al azar que den su opinión acerca del sabor del aceite de trufas y le hagan saber que es la cosa más rara o desagradable que jamás hayan probado. Es un sabor sumamente peculiar y fuerte que tiene la habilidad, así como el ajo, de arroparlo TODO.
Pese a lo fuerte que es y a la posibilidad de que no todo el mundo disfrute eso, los restaurantes, sobre todo los que privan en ser modernos/fusión/chic, insisten en agregarle aceite de trufas a todo, desde pastas en salsa pomodoro y pescados hasta carnes y ensaladas. Como va la cosa no se pone en duda que se aventuren a agregar algunas gotas a cocteles y postres solo porque sí, porque está de moda y hay que estar en la onda.
Para evitar sorpresas desagradables con el "ingrédient du jour", lo mejor será preguntar cuales platos no tienen aceite de trufas antes de aventurarse a comer en estos restaurantes.
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