Ultimamente vivimos de shock en shock en este país: dirigentes gremiales que desafían abiertamente a las autoridades, gente que hace públicas sus estupideces en redes sociales, jovenzuelos que por encargo hacen atentados a estructuras públicas, ignorantes que confunden drones con ovnis (*) y crueldad extrema contra los animales.
¿Qué está pasando aquí? Nada del otro mundo. Todas esas cosas que hemos visto en las últimas semanas y que nos resultan tan chocantes en realidad no son nuevas. En países más avanzados son parte del día a día desde hace años, siendo la diferencia que las correspondientes autoridades hacen su trabajo y hasta cierto punto limitan los daños al tiempo de dar el ejemplo.
La triste realidad es que a la gente no se le puede dar entera libertad porque terminan abusando del sistema. Las reglas son necesarias, pero no es solo tenerlas por escrito y guardadas por ahí, sino entenderlas y hacerlas cumplir.
Pocas cosas pasan en un país donde la gente está acostumbrada a hacer lo que le venga en ganas, donde nadie hace el mínimo esfuerzo por hacer cumplir las leyes. El ejemplo más fácil es el caos en el tránsito: cientos de leyes, ninguna en funcionamiento. Como este es el país de las maravillas, no es raro ver a un AMET sustituyendo a un semáforo en funcionamiento, a un chofer de carro público desmontando pasajeros bajo un letrero de NO PASAJEROS o a un conductor cualquiera cogiendo una calle en vía contraria ante la mirada indiferentes de los AMETs.
¿Cómo se progresa en un país donde gente sin cualidades ni méritos se presenta como candidato a diputado y GANA? Los ignorantes que votan por esas personas se dejan llevar por un discursito falso y populachero sin darse cuenta de que le están allanando el camino a una persona inadecuada a otras funciones más importantes, incluyendo la presidencia del país.
Un trío que representa retroceso: Antonio Marte, Blas Peralta y Juan Hubieres (Diario Libre) |
El que crea que los sindicalistas del transporte tienen buenas intenciones y que trabajarán por el país está muy equivocado. Estas son las personas que mantienen a este país en un constante desorden y los primeros que se oponen a cualquier intento de organizarlo. Debiera haber una regla para formar partidos que excluya a gente con historial de desórdenes en su haber,
¿Qué hay de los drones aquellos? En Samaná le entraron a tiros a un aparato de estos, supuestamente porque lo confundieron con un ovni. Qué ignorantes, ¿verdad? Pero eso tiene su explicación también, y es sencilla: en este país se han dedicado a tratar los temas de tecnología como si fuera ciencia de cohetes, algo que nadie entiende y que solo algunos "guruses" dominan. Lamentablemente esos guruses viven desinformando y, como hacen copy-paste de por ahí, publican un lenguaje que en realidad no se entiende. Los medios tienen parte de la culpa ahí. Otra posible explicación a este caso es que le hayan caído a tiros al drone por un asunto de privacidad, pero aún así lo expuesto no deja de ser la realidad, Aquí hay gente que da para confundir estas cosas con platillos voladores.
De las estupideces, si entramos ahí, no acabamos nunca. Mientras tanto, un consejo: USEN LA CABEZA. USEN SU SENTIDO COMUN. ¿No te interesa que se enteren? No lo publiques. Probablemente la tipa que apareció en Facebook dando cerveza a su niña no sea la única, pero esta fue lo suficientemente estúpida como para publicarlo, y ahí está: la ignorancia y falta de tacto/educación de toda una sociedad puesta al descubierto, a la vista del mundo entero. Qué bueno que la arrestaran, pero que no se quede solo ahí. Hace falta crear conciencia y regular la venta de alcohol y el público que asiste a esos sitios. Después de todo, ¿qué hace una niña de meses en un colmadón?
La estupidez en su máxima expresión |
Por último, el maltrato a los animales. Este es otro indicio de la ignorancia que campea. A diario se ven en las calles perros y caballos maltratados, así como niños que tiran piedras a las avecillas por pura diversión. ¿Cómo es posible que todavía persista esa mentalidad? Es la misma que hace que la gente tumbe árboles porque su vehículo se ensucia, sin pensar en que ese árbol da sombra, refresca el ambiente y cumple una función. Son las mismas personas que después se quejan del calorazo que hace.
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