¿Te llaman la atención las redes sociales? ¿Crees que constituyen un medio para hacer llegar tu mensaje y desarrollar campañas de comunicación? Sea que se le vaya a dar un uso personal o profesional, algo hay que tener claro: las redes sociales no son un juego. Un paso en falso es suficiente para enterrarse y nunca más sacar cabeza.
Hay gente que piensa que las redes sociales son para compartir cualquier cosa: su estatus en el momento, las fotos de la fiesta loca en la que participó con sus amigos, sus planes a futuro inmediato, sus frustraciones con la vida, sus aventuras amorosas, la comida que compró hace minutos y un largo etcétera. A veces antes de publicar es bueno preguntarse si eso que estamos a punto de compartir aporta algo o le importa a alguien.
Ojo. Esto no significa ponerse plástico a la hora de usar estas herramientas. Así como los estatus del tipo "fui al baño" irritan por ser innecesarios, ocurre lo mismo con gente que se la quiera dar en filósofa o en más inteligente de la cuenta. Lo ideal es ser uno mismo en las redes sociales, sin importar que se trate de Facebook, Twitter o Instagram, y siempre usar el sentido común.
Los usuarios de estos medios suelen olvidar que cada cosa que comparten está disponible a millones de personas en todo el mundo, de una manera casi permanente. Significa que esas fotos picantes pueden traer más de una consecuencia y que es una pésima idea revelar cada paso que se da. Honestamente, ¿qué aporta anunciarle al mundo que a las 8:00 p.m. la casa estará sola? Eso es el equivalente de llamar al diablo. Después pasan cosas lamentables y la gente ni se explica como fue.
A la hora de usar redes sociales para fines de esfuerzos de comunicación vale oro este asunto del sentido común. Es común que gente y organizaciones abran cuentas en sitios como Twitter o Facebook solo porque sí, porque eso está de moda y hay que estar en la cosa. ERROR. Si no hay una estrategia definida, de nada sirve usar estos medios porque el mensaje no llegará.
Así como hay organizaciones y gente que apenas usa sus cuentas en redes sociales se da también el caso contrario: un uso excesivo que a veces raya en lo absurdo y que puede tener el efecto contrario al que se buscaba. ¿Se imagina usted entrar a su cuenta en Twitter, Facebook o Instagram y encontrarse cada vez con un reguero de publicaciones de la misma persona o institución? Peor aún, ¿se imagina recibir una cantidad inusitada de mentions relacionados a temas que realmente no le importan? En uno y otro caso se trata de spam y en estos casos la gente simplemente opta por mutear, bloquear o eliminar a la cuenta problema. Tan sencillo como eso.
Hay gente nueva en este asunto de redes sociales que cree que la mejor estrategia es la repetición. Elabora un mensaje y lo reparte en sus redes sociales una cantidad de veces a lo largo del día, sin variación alguna. En moderación funciona, cuando se abusa, NO.
¿Te hicieron una pregunta a través de tus redes sociales? RESPONDE. CON CELERIDAD. Esto es crucial, sobre todo cuando se trata de una cuenta de soporte técnico o servicio al cliente. Salvo casos donde se trate de un intento por trolear, debe responderse a cada pregunta porque ello mantiene la dinámica de la interacción y comunica la idea de que se está pendiente a las inquietudes y necesidades del público que sigue la cuenta.
Otro error común: contratar un ejército de gente para compartir cada mensaje, como si se tratara de una máquina repetidora. Lo único que esto hace es inflar los números relativos al alcance, a la vez que no aporta nada para los fines de interacción, que es lo que realmente vale a la hora de hacer comunicación en redes sociales.
Comunicar es un arte en cada instancia de la vida: en el hogar, con los amigos, en el ámbito profesional. Esta realidad es una que aplica por igual a las redes sociales. Moderación y sentido común hacen un buen combo.
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