Como si no fuera suficiente con querer recortar los pocos beneficios asociados a trabajar para el sector privado, ahora los empresarios de este país se han inventado una nueva modalidad para esclavizar gente bajo sus propios términos y condiciones: colaboración.
¿Cómo así? Muy sencillo: una empresa X quiere sacar adelante un proyecto ultra moderno, de esos que requieren gente joven y dinámica que sepa usar redes sociales y que tenga ciertos talentos, entre ellos saber escribir, estar al tanto o simplemente saber conectarse al medio. En vez de hacer una oferta formal de trabajo, la empresa se pone a mandar mensajes a prospectos ofreciendo una oportunidad para "colaborar", y he ahí el gancho.
Cuando una empresa habla de "colaborar", garantizado que no se contempla pago alguno. En vez de eso, tratan de engañar al prospecto con palabras como "proyección a nivel local e internacional", "oportunidad de darse a conocer", "exposición en el medio", como si hubiese garantía alguna de que eso vaya a suceder o a dejar beneficios a corto o largo plazo. El que cae en la tentadora oferta a menudo se ve sujeto a la misma presión de un trabajo de verdad, con el agravante de que no hay nada que lo justifique.
La idea de trabajar de gratis, a cambio de proyección, es muy romántica y poco factible. Ignoran estos empresarios que con proyección o exposición en los medios no se compra comida ni se pagan facturas. Peor aún, ignoran que hacer un trabajo de calidad, inclusive algo tan "mundano" como escribir, requiere de tiempo y recursos (léase, dinero para trasladarse a sitios, pagar internet, comprar herramientas, etcétera).
Sólo así se explica que un reconocido grupo de comunicaciones pretenda que sus colaboradores aporten material original y de calidad a cambio de nada más que las promesas aquellas de proyección.
Empresarios: si tanto les interesa contar con algo que valga la pena, paguen. Nada en esta vida sale de gratis, y esa mentalidad socialista entre gente capitalista no está de nada.
La idea de trabajar de gratis, a cambio de proyección, es muy romántica y poco factible. Ignoran estos empresarios que con proyección o exposición en los medios no se compra comida ni se pagan facturas. Peor aún, ignoran que hacer un trabajo de calidad, inclusive algo tan "mundano" como escribir, requiere de tiempo y recursos (léase, dinero para trasladarse a sitios, pagar internet, comprar herramientas, etcétera).
Sólo así se explica que un reconocido grupo de comunicaciones pretenda que sus colaboradores aporten material original y de calidad a cambio de nada más que las promesas aquellas de proyección.
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