Imagen: SeeKen |
Todos en algún momento nos hemos sentidos usados, y, la verdad sea dicha: es una horrible sensación. Llegar a la conclusión de que alguien nos usó, nos manipuló y nos sacó ventaja es desgarradora y cruda.
Sería muy fácil concluir quien usó y manipuló a su antojo es un ser vil y despreciable, pero, muy en el fondo, nosotros mismos somos los culpables por permitir semejante cosa.
¿Cómo se usa a una persona? Esto requiere por un lado de una persona calculadora y sin sentimientos, incapaz de sentir empatía por nada ni nadie, y por el otro a una persona empática y vulnerable que tiene debilidades como baja autoestima. Esta es la fórmula perfecta para que se dé tan despreciable situación.
El calculador y usurero tiene una amplía maestría en obtener lo que quiere, al costo que sea. La gente que le rodean son como fichas de ajedrez, cada una en posición clave para servir a sus intereses. Una vez esa relación de beneficio unilateral termina, pues desechan esas piezas y buscan otras más adecuadas a sus intereses del momento.
El dejarse manipular puede verse como un signo de debilidad, pero no es tan sencilla la cuestión. Las circunstancias y las cualidades y experiencias de la víctima juegan un papel de suma importancia. Estos oportunistas estudian a esas víctimas y se ganan su confianza y voluntad en base a falso carisma y encanto. Poco a poco van tejiendo su red hasta que envuelven a esa víctima y le sacan el más mínimo provecho.
Si en algún momento la víctima cae en cuenta de lo que está sucediendo y decide rebelarse, se encontrará con una gran sorpresa: de repente su verdugo es la víctima. ¿Cómo es esto posible? Fácil: estos oportunistas son magníficos actores y saben como voltear las cosas a su favor.
Salirse de la trampa no es fácil, pero no imposible. Lo primero es eliminar el sentimentalismo y tomar una firme decisión. De lo contrario, el abuso seguirá ocurriendo, cada vez a mayor escala. Determinación es la clave aquí. Buena suerte.
El mundo es una porquería ya lo sé, En el 506 y en el 2000 también.
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