Pocas cosas en la vida son más feas y tristes que estar constantemente buscando aprobación de otro, pero... resulta que esto es más común de la cuenta, y tiene mucho que ver con nuestra formación, experiencias de niñez y las expectativas poco realistas de sociedades que se la dan en moralistas y no pasan de ser una gran hipocresía.
Me explico. Desde que se tiene uso de razón, hay una presión -más que nada sobre las niñas- por socializar con la intención a futuro de formar un matrimonio, una familia y perpetuar la tradición. Hay una expectativa de tener amigos, de tener novios, de formalizar una relación. Todo eso, quiérase o no, conlleva aprobación de otros a varios niveles.
¿Cómo entablamos una relación con otros? Pues relacionándonos, obviamente, una acción que inevitablemente conlleva observación, trato y validación con nuestros prejuicios y creencias preconcebidas, las cuales son inculcadas por la familia y el ambiente. Esto es lo que explica por qué la gente "diferente", aquella que piensa que la sociedad no es más que un disparate y que desafía ideas preconcebidas de antaño, la pasa tan mal.
Todos buscamos encajar, solo que no siempre se puede. Esos afuereados aprenden a convivir con el rechazo y están conscientes de que pocos -si es que aparece alguno- les comprenderán cabalmente. De estas personas afuereadas hay algunas que, pese estar conscientes de su realidad, insisten en buscar valoración externa. Estos son los que terminan siendo usados y abusados en el mediano y largo plazo, situación agravada porque muy internamente ellos mismos se rechazan y desean ser vastamente diferentes.
Es muy triste vivir así. Hay que valorarse. Saber que todos tenemos fortalezas y debilidades. Todos cometemos errores, todos tenemos sentimientos y todos, absolutamente todos, tenemos un valor. La persona más importante eres TU. Es un error permitir que otra persona dicte como irá tu día solo porque no le dio la gana de valorarte adecuadamente.
Y nada. Sean felices. La vida es corta, y estar buscando valoración externa es un error. Respétate, y el resto lo hará.
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