Evalúas tu vida y te lamentas de lo que hasta ahora has construido. Deseas que las cosas fueran distintas, pero, ¿por dónde empezar? Haces un recuento de tu entorno, tu educación, tu relación con tus padres y de repente te das cuenta de que el fallo fundamental ocurrió en esa etapa crucial que es la niñez/adolescencia, pero a estas alturas de juego no te luce culpar a nadie más que a ti. Primero porque se supone que como adulto estás en capacidad de tomar decisiones y segundo porque eso de culpar a otros nunca deja buenos resultados. Sin embargo, ahí esta eso, pesando más de la cuenta en tus actos, pensamientos y acciones. ¿Qué hacer? La respuesta es perder el miedo y estar consciente de que es un camino a veces con muchos tropezones, pero si realmente si busca un cambio, hay que emprenderlo. Quizás tome tiempo, pero hay que tener paciencia. Mientras tanto, patalear no es la respuesta.
Gracias a todos los que comentaron y mandaron sus felicitaciones a través del correo y servicios de mensajería. Los lectores son lo más importante en un blog, y es deber de quien escribe tratarlos siempre con respeto, lo cual se hace brindando contenido de calidad, manteniendo una postura abierta a opiniones que no siempre van a coincidir con nuestro parecer y respondiendo de manera oportuna a cualquier pregunta y/o petición que se haga. Tengo la suerte de contar con un selecto grupo de lectores que se preocupa por opinar y aportar al debate de una manera respetuosa y objetiva, sin chismes ni palabras descompuestas, que es justamente el enfoque de Grado Seis. Les reitero las gracias a todos, y por aquí seguimos en contacto.
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