Por mucho que lo quieran vestir de humanismo o solidaridad, lo de Haití ya se está saliendo de las manos.
Cada día aumenta la presión sobre la República Dominicana para que no se aplique la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, una pieza jurídica que tiene por objetivo poner algo de orden al desorden migratorio que hay actualmente en el país.
Se alega que la sentencia es selectiva en el sentido de que expresamente aplica a los haitianos, pero quienes dicen eso se olvidan de que los problemas migratorios son mayormente de haitianos por la sencilla razón de que es el país con el que compartimos frontera y que allí las condiciones van de mal en peor desde hace años.
Se alega que República Dominicana asume una posición poco solidaria con Haití con esa Sentencia porque supuestamente dejaría a miles de haitianos "sin patria". Esto último, independientemente de que provoquen pena por su situación de penuria, no es del todo cierto. Los haitianos, según la constitución de su propio país, son haitianos independientemente de donde nazcan o donde residan. Siendo así, no es cierto que se estaría creando una generación de "apátridas" ni cosa parecida.
La presión que estamos recibiendo se está saliendo de las manos, independientemente de cómo lo quiera ver el grupo que vive defendiendo los intereses haitianos por encima de los nacionales.
Es hora de abrir los ojos. La presión viene de todas partes, y cada día es más fuerte. Primero fueron los países del CARICOM, que son los que llevan la delantera en esta sucia campaña. Luego se sumó Venezuela, con unas declaraciones de Maduro que son bastante explícitas, y ahora vuelve a la carga Mario Vargas Llosa, que luego de acusarnos de ser "los parias del Caribe" ahora osa pedir la destitución del Cardenal López Rodríguez.
Que una figura literaria internacional, que no participa en la toma de decisiones de un país y que ni siquiera se le reconoce como un político exitoso o influyente, intervenga en estos asuntos ya raya en lo absurdo. Por decir lo menos, es una frescura que pone en evidencia a qué nivel está la situación.
Esto no es un juego. La presión es real, y tiene su trasfondo y sus objetivos claramente definidos, independientemente de lo que se empeñen en ver quienes toda su vida han defendido la causa haitiana dizque por solidaridad. Se puede ser solidario, y eso es encomiable, pero las cosas son hasta un punto. Ya esto no es un asunto de "solidaridad". Es presión, chantaje y soborno.
Para que no se alegue desconocimiento, un breve listado de las cosas que han pasado en los últimos días, las cuales deberían mover a reflexión
- Maduro propicia la reanudación del diálogo entre RD y Haití durante cumbre Petrocaribe en Venezuela, imponiendo una serie de observadores que tienen posiciones claramente definidas a favor de Haití
- La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, envía carta al presidente Danilo Medina pidiendo revocar la Sentencia a nombre del CARICOM.
- El nuevo nuncio apostólico, Jude Thaddeus Okolo, ofició una misa de Navidad en creole. Posteriormente compartió con religiosas haitianas
- El alcalde de Santa Lucía, El Seibo, denunció que haitianos quemaron la bandera dominicana en un batey e izaron la haitiana en su lugar. Aunque una regidora dice que se trata de un invento del alcalde para desviar la atención sobre sus problemas legales, el síndico mantiene su versión.
- Nicolás Maduro declaró en Venezuela que son hermanos incondicionales de Haití y que meterse con ese país es meterse con ellos. Dijo que "por suerte RD ha mostrado sensatez"
- Mario Vargas Llosa pidió al Papa Francisco destituir al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez por racista y cavernario. Las declaraciones están motivadas por el apoyo del Cardenal a la Sentencia.
Todo esto ha tomado lugar durante el mes de diciembre. ¿Se notan el sesgo, la provocación y la presión en todo ello? Está claro que no podemos dormirnos ante esta situación.
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