
Si bien es cierto que la policía ha cometido atropellos, siendo lo más notorio el caso de las personas a las que dispararon por no pararse, no puede la gente llamarse a engaño cuando se trata de delincuentes. Si se tiene la mala fortuna de enfrentar a un ladrón en la casa o a un asaltante en la calle, quien lleva las de perder es la víctima, no el delincuente.
Esa gente que se dedica a asaltar, violar y cualquier otra fechoría no lo piensa dos veces para matar, por eso es que se ven tantos casos de linchamiento en todo el país. El asesinato de tres agentes policiales a manos de delincuentes deja un mensaje muy claro: la delincuencia no está jugando. Sin embargo, como para no perder la forma, la referida Comisión salió en su momento diciendo que no debe responderse a esta agresión con la matanza de esos delincuentes.
Muy bonito el discurso, sobre todo la parte que exhorta a detener lo que ellos llaman "baño de sangre", pero insisto, ¿qué hacer cuando nos enfrentamos a un delincuente? ¿Dejamos que nos mate y ya? Esa parecería ser la solución que propone Derechos Humanos.
Desgraciadamente la delincuncia lleva años saliéndose de las manos en este país, y cada día las fechorías de esos individuos son más atrevidas: asaltos a plena luz del día, azotes en sectores específicos y espectaculares robos, como ese de que fue víctima Casa de España la semana pasada. Aunque Derechos Humanos no lo crea así, la misma población es la que pide mano dura, a ver si esto se adecenta un poco.
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