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Pues bien, qué agradable sorpresa fue escuchar hoy el timbrazo del teléfono, indicio de que por fin se había solucionado el problema. La dicha duró poco porque de inmediato me percaté de que alguien más había tomado el teléfono fuera de mi casa: era una voz completamente desconocida por mi. Minutos después quedó resuelto el misterio: las llamadas de mi casa y de la vecina de enfrente estaban cruzadas, lo que dio pie a muchas confusiones y a críticas renovadas hacia el mal servicio de Codetel.
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¡Esto es el colmo!
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