
Y no se trata únicamente de educación en el sentido tradicional de maestros capacitados y libros actualizados. Es educación a todos los niveles: conciencia, comportamiento, civismo. Es habitual que cuando la educación falla se señale a las autoridades oficiales como las responsables. Las quejas son conocidas: que el plantel no sirve, que el salario no da, que no hay suficientes maestros, que la escuela está muy lejos.
Cuando el sector oficial falla, los más pudientes envían a sus hijos a colegios privados, donde se supone que al menos el local estará en buenas condiciones y no se harán huelgas a cada rato. Sin embargo, según se puede constatar en espacios públicos, esos muchachos carecen de los más básicos modales. Esto sucede porque los padres, sin importar la clase social, se han desentendido casi por completo de la educación de sus hijos.
Aquí es donde entra el concepto de indiferencia. Estamos muy acostumbrados a que el gobierno resuelva todo. Y si no lo hace, los que pueden le buscan una solución privada. Pero el involucramiento de la gente individual solo llega hasta ahí. Después no se preocupan porque el hijo esté recibiendo la educación adecuada, se hacen los sordos cuando llegan quejas del mal comportamiento y prefieren soltar a los muchachos en banda en las noches y fines de semana, sin ninguna supervisión.

Para los que opinen que los maestros y padres no pueden hacer nada por mejorar la situación y que tan solo compete al gobierno, dejo lo siguiente para reflexión: ¿de qué vale que se inviertan millones en la recostrucción de una escuela si los propios alumnos, por falta de conciencia, la van a maltratar? Ver esto a modo de ilustración.
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Tenemos que trabajar para algún día poder decir que la República Dominicana salió de la pobreza gracias a la educación.
Estoy plenamente de acuerdo contigo, Rocío. Conciencia es la palabra clave. No todo es reponsabilidad del gobierno. La verdadera educación, esa que no recibe títulos, se adquiere en la casa, en el seno de la familia. Interesante artículo.
ResponderEliminarGracias, Omar. Bienvenido al blog.
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