
La otra cara de la moneda es que, según dice un viejo refrán,
quien hace el bien se condena. Ejemplos abundan, como cuando cedes tu turno en el cajero y cuando vas ya no tiene un chele, o como cuando te sales de tu camino para ayudar a alguien y resulta que el día se te complica a más no poder, a veces con daños directos.
¿Sirve de algo hacer el bien? A veces la satisfacción personal derivada de eso no es suficiente, sobre todo cuando la vida te hace una mala jugada.
A veces nos cae una racha de mala suerte y contratiempos que coinciden con momentos en que estamos haciendo favores y ayudando a otros. Aunque esto se haga sin esperar nada a cambio, es inevitable preguntarse por qué el universo la tiene contra nosotros.
¿Que hice yo para merecerme este pesadilla? Es una pregunta que nunca tendrá respuesta y que ni un millón de acciones positivas podrá jamás revertir. Porque algunas cosas son un misterio, y nada más.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.