Santo Domingo se ha convertido en una ciudad donde no pueden caer dos gotas de agua porque se torna intransitable al poco rato. Es la misma historia de siempre: que el drenaje pluvial no sirve, que la ciudad ha crecido demasiado y la infraestructura no se ha adecuado a los tiempos, que la basura tapa los filtrantes y que los ayuntamientos son ineficientes en esa tarea.
Cierto es que dar una vuelta por cualquier parte de la ciudad revela vertederos en todos lados: detrás de hospitales, en áreas verdes, en las aceras, en las isletas de calles y avenidas, en parques. No es solo que los ayuntamientos son ineficientes, la cosa va más lejos. La gente se ha acostumbrado a ser sucia, a tirar la basura donde más le plazca y a no importarle su entorno.
Es así como saliendo de Santo Domingo por la Autopista Duarte hay todo un mar de tapitas azules y botellas plásticas aplastadas en lo que alguna vez fue una isleta con grama. Esas tapitas, decenas de ellas, están enterradas unas sobre otras en el lodazal de eso que alguna vez fue grama, junto con esas botellas aplastadas, muchas de las cuales terminan en los contenes, donde permanecen hasta que viene un aguacero que las arrastra hacia otro sitio.
Cada vez que llueve, y una vez han bajado las aguas, queda toda esa basura al descubierto, en medio de las calles y en las entradas de filtrantes. Echar un vistazo a a la parte baja de las aceras, donde se supone hay huecos para filtrar el agua, revela una enorme cantidad de vasos foam, botellas plásticas y otros desperdicios que la gente alegremente tira desde sus carros o mientras camina. No es de extrañar entonces que cada vez que llueve se arme un lío con agua que no tiene para donde coger.
Aunque sólo he hablado de Santo Domingo, esta situación no es única de esta ciudad, y por eso el título hace referencia al país. Además de eso, en Santo Domingo convive gente de todas partes, por tanto todos somos parte del problema.
La basura no es el único problema de Santo Domingo. No. Hay una falta total de respeto hacia el entorno y las áreas verdes, y eso se puede observar en cualquier calle o avenida, donde nunca faltan un grafitti, grama pisoteada, tarantines y, por supuesto, basura. A modo de ejemplo, es una práctica común que la gente estacione sus vehículos en el área verde que divide los carriles en la Sarasota. Se trata de clientes de negocios que operan en esa avenida y que no tienen suficientes parqueos. Es cierto que esto ocurre porque no aparece nadie para poner el orden, pero también ciudadanos y propietarios de negocios deben tener algo de sentido común que les indique que eso está mal.
Y así como pasa en Santo Domingo pasa en Santiago, Puerto Plata, Samaná, San Pedro de Macorís, Higüey... en fin, en todo el país. La gente parece no tener idea de lo importante que es cuidar el entorno, y por eso cometen toda clase de atrocidades que tan solo van en su perjuicio.
No se le puede echar toda la culpa al city - el ayuntamiento- porque el ciudadano común debe hacer su parte en higienizar la ciudad.
ResponderEliminarY desgraciadamente no hay conciencia ciudadana. Sólo quejas, esperando que otros hagan lo es deber de todos.
Buen artículo.
Así es Majarete, todos debemos aportar y poner de nuestra parte. No hay conciencia.
ResponderEliminarY también hay que pagar los servicios, para que podamos tener derecho a reclamo, la mayoría de la gente no paga los servicios.
ResponderEliminarTambién hay que pagar los servicios, la mayoría de la gente no paga los servicios y el que no paga no tiene derecho a reclamos.
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