
36 mil personas murieron en esa ocasión, pero el 90% de la víctimas no sucumbió al volcán, sino al enorme tsunami que le siguió, con olas de hasta 130 pies de altura que borraron del mapa a cientos de aldeas y árboles. Tras la erupción, ocurrida el 26 de agosto de ese año, Krakatoa pasó de 2,667 pies de altura a tan solo 820 pies por debajo del nivel del mar. Sin embargo, la historia de Krakatoa no termina aquí.

Expertos en la materia dicen que todavía le falta varios años a Anak Krakatoa para igualar a su predecesor, cuya fuerza explosiva fue 13 mil veces mayor que la bomba atómica que destruyó a Hiroshima. Además, no hay suficiente magma, un elemento decisivo en las devastaciones de 1883, pues fue la combinación de agua de mar y grandes cantidades de magma lo que hizo histórica la explosión. Si volviera a explotar, las consecuencias se sentirían en todo el mundo.
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(*) Fotos tomadas en junio 2009 por Marco Fulle, astrónomo y experto en volcanes. Publicadas por el periódico inglés Daily Mail.
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