Para los residentes en la Plaza Residencial César Nicolás Penson, esta subestación representa una desgracia, un mega inconveniente que ni siquiera permite conciliar el sueño por las noches debido a que mantiene una planta encendida las 24 horas. El ruido de esa planta, si bien con el tiempo se va acostumbrando la gente, es desesperante. Igual pasa con las luces, que se reflejan en algunas habitaciones del edificio.
.
Tras varios años de relativa tranquilidad, con explosiones muy leves, la subestación volvió a hacer de las suyas en agosto de 2005, cuando la explosión de un transformador no solo causó tremendo estruendo, sino que provocó un fuego que derritió tubos de PVC y algunas ventanas del Residencial.
.
La lógica nos dice que humanos y subestaciones no deberían convivir, sin embargo, por falta de reglas claras, aquí esas cosas suelen pasarse por alto. Y que no venga nadie diciendo que los culpables son los moradores del Residencial, pues si bien la subestación estaba desde antes de su construcción, no es menos cierto que fue la subestación la que vino a invadir un sector residencial. Después de todo, Gazcue existe desde la década de 1940 y era en ese entonces el centro de la ciudad. ¿Llegará el día en que se regulen estas cosas?
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.